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Ardón, el meteorito que cayó en León en 1931.José María Trigo/CSIC
Un trozo de un meteorito caído el 9 de julio de 1931, a las 9.30
horas en la provincia de León, ha permanecido oculto durante 83 años en
una casa del municipio de Ardón. Sin embargo, y gracias a que en 2013
sus propietarios se pusieron en contacto con un investigador del CSIC,
se ha desvelado el misterio de tan peculiar hallazgo.
Un equipo internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha
caracterizado este nuevo meteorito. Se trata de una
condrita ordinaria del grupo L6 procedente de un asteroide desconocido que ha recibido el nombre de Ardón, y ha sido reconocida como nueva caída por la
Meteoritical Society.
La historia de Ardón
El día ya mencionado de 1931, una
enorme bola de fuego sobrevoló la provincia de León y
generó una serie de estallidos audibles desde la capital y otros
municipios próximos, entre ellos Boñar y Cistierna, como recogieron los
medios de comunicación de la época.
Rosa González Pérez, entonces una niña de 11 años,
se encontraba haciendo un recado en el centro del municipio de Ardón
cuando escuchó un estruendo que surgió de una estela de polvo. Justo
delante de ella
vio caer del cielo una pequeña roca humeante y al recogerla notó que todavía estaba caliente.
Por desconocimiento, no comentó nada sobre su hallazgo y
la guardó en una cajita,
preservándola en muy buenas condiciones durante más de 80 años. Fue un
sobrino, J. Antonio González, quien años más tarde pensó que esa pequeña
roca negruzca de 5,5 gramos podría ser importante.
En 2013,
los propietarios se pusieron en contacto con el investigador del CSIC Josep Maria Trigo,
del Grupo de Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y
también miembro del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, quien
rápidamente supo que la roca era un meteorito.
Trigo comenzó
la tarea de caracterizarlo junto a Jordi Llorca, de la Universidad
Politécnica de Cataluña, y se dieron cuenta de que se trataba de un
meteorito primitivo: una condrita ordinaria procedente de un asteroide desconocido.
Los científicos comenzaron entonces los análisis químicos y
mineralógicos requeridos para clasificar y dar nombre al meteorito,
trámites necesarios para que sea catalogado por la Meteoritical Society,
organismo profesional a nivel internacional encargado de esta labor.
Una vez finalizado el proceso, sus propietarios han donado una sección
del ejemplar al Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, en
Madrid, para que sea expuesto al público junto al resto de la colección
de meteoritos del museo.
“
La familia ha accedido a donar una lámina de ese ejemplar.
Además, se hará una réplica que podrá verse junto al resto de
meteoritos españoles en la sala habilitada a tal fin en el Museo
Nacional de Ciencias Naturales. Agradecemos la donación del fragmento
dado su valor científico y esperamos que esta acción sirva para
incentivar otras donaciones”, señala Santiago Merino, director del
museo.
El investigador del CSIC, José María Trigo, mirando el meteorito con un microscopio.CSIC
El interés astroquímico de Ardón
Las
condritas ordinarias son el tipo de meteoritos más común, con algo más
de un 73% de todas las caídas de meteoritos conocidas hasta la fecha. De
hecho,
del mismo grupo L de la condrita Ardón se conocen otras 406 catalogadas en el Boletín Meteorítico de la Meteoritical Society.
La más antigua conocida es la condrita Nogata, caída en Japón en el año
861. Sin embargo, la inmensa mayoría de las que se preservan cayeron en
los últimos 300 años, es el caso del meteorito Villalbeto de la Peña,
que cayó el 4 de enero de 2004 en la población palentina del mismo
nombre.
Se
ha propuesto que las condritas ordinarias del grupo L proceden de una
familia de asteroides producida por la desintegración del asteroide
1.272 Gefion, que explicaría que sean tan comunes entre las caídas
actuales.
De hecho, la datación isotópica de sus edades de
rayos cósmicos (el tiempo que llevan surcando el Sistema Solar como
pequeñas rocas) indica que
su cuerpo progenitor debió sufrir varias colisiones de envergadura que produjeron gran cantidad de estos escombros en los últimos 40 millones de años.
Hoy en día, esos fragmentos alcanzan la Tierra tras ser lanzados desde
el cinturón principal de asteroides mediante mecanismos dinámicos que se
conocen como resonancias y que también impulsan desde allí a los
llamados asteroides próximos a la Tierra.
El estudio del meteorito Ardón está permitiendo
conocer los procesos que ocurrieron durante la formación del Sistema Solar pero también durante el procesado térmico que sufrió su asteroide progenitor.
“Ardón es un meteorito muy interesante pues proviene de un asteroide primitivo pero que, dadas sus mayores dimensiones,
sus minerales fueron alterados térmicamente por metamorfismo.
También presenta evidencias claras de los procesos de choque acaecidos
en ese asteroide mientras estuvo en órbita alrededor del Sol”, explica
Trigo.
“En la composición mayoritaria del meteorito encontramos
silicatos, sulfuros y metales, componentes
cuyas características isotópicas indican que participaron en la
formación de nuestro planeta. Además, Ardón ha preservado en su textura
pequeñas esférulas vítreas denominadas cóndrulos y granos metálicos que
giraban alrededor del Sol hace unos 4.565 millones de años: los primeros
componentes sólidos del Sistema Solar formados mucho antes que nuestra
propia Tierra”, añade el investigador del CSIC.
Detalle de Ardón.José María Trigo/CSIC
Meteoritos ocultos
La caída de Ardón podría no ser un caso aislado ya
que el número de caídas de meteoritos en España es muy inferior al que
sugieren las estadísticas. “Los estudios de grandes bólidos que generan
meteoritos indican que, por término medio,
debe acontecer anualmente en España la caída de un meteorito con una masa superior a un kilogramo”, señala Trigo.
“Sin embargo, nuestra recuperación del meteorito Villalbeto de la Peña
en 2004 pocas semanas después de su caída ocurrió más de 56 años después
de la caída de Reliegos (1947). En la última década, gracias a nuestros
esfuerzos por estudiar estos fenómenos en el seno de la Red de
Investigación sobre Bólidos y Meteoritos, participamos también en la
recuperación de otro en Puerto Lápice en 2007. Ahora es una satisfacción
enorme para nuestra red poner al municipio leonés de Ardón en un lugar
en la historia de la meteorítica”, continúa.
Los investigadores sospechan que
algunos meteoritos podrían permanecer ocultos como secretos familiares o ser vendidos para
acabar en colecciones privadas de las que se pierde toda pista. En ese
sentido, la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad de 2007
reconoce que los meteoritos españoles son patrimonio geológico y, por
tanto, deben ser preservados y permanecer en el país.
rtve.es
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